martes, 19 de mayo de 2015

La ilusión (neo) liberal

En su columna habitual de los miércoles, la semana pasada Alfredo Torres planteó un tema fundamental para entender los actuales problemas del país y para el futuro. Recogemos tres ideas principales: (i) los países donde las personas apoyan más el libre mercado o el control del Estado y las razones detrás de ello; (ii) la regulación gubernamental y sus efectos sobre la inversión; y (iii) la corrupción y las normas para enfrentarla. 

Vamos de lo microeconómico a lo macroeconómico. Para ejemplificar el impacto de la sobrerregulación en la inversión y el empleo, Alfredo cita un estudio de Apoyo Consultoría que señala que las restricciones exigidas por la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable afectarán el crecimiento de la industria de alimentos y bebidas. Esta premisa ha sido utilizada desde que se inició el proceso de liberalización de la economía para que el sector empresarial se oponga a casi cualquier intervención del Estado.

Está claro que las regulaciones afectan los niveles de rentabilidad de las empresas, pero no necesariamente la inversión. Y aun si la afectara, esa política pública no es necesariamente negativa. Acá aparece el primer problema conceptual detrás del discurso establecido. La inversión privada no es un fin en sí mismo, es un medio para generar bienestar en la sociedad. Y no solo a través del empleo, sino principalmente mediante los productos y servicios que ofrece. Si esa inversión privada genera externalidades negativas, o si el sector tiene fallas intrínsecas (como las asimetrías de información en la educación universitaria), los principios del libre mercado permiten que el Estado intervenga para compensarlas.

Pongámonos en el escenario de una regulación que reduce la rentabilidad de una industria. ¿Impactará necesariamente en una menor inversión? Para responder, necesitaríamos conocer algunas variables. Por ejemplo, ¿otros países de referencia tienen regulaciones similares? ¿Cuánto era la rentabilidad antes de la regulación? ¿Cuánto luego? El nuevo retorno ¿sigue haciendo atractiva la inversión?

Una de las características del Perú es que, al contar con un mercado pequeño, en diversos sectores se han establecido oligopolios, casi monopolios, con altos niveles de rentabilidad. Por esa razón, si bien puede haber habido quejas, las inversiones no se fueron, por ejemplo, con la ley de protección al consumidor.

En otros casos, como el de la educación universitaria, probablemente se desacelerarán hasta que los actores se adapten a las nuevas condiciones, pero, en el conjunto, la regulación generará un beneficio para la sociedad, particularmente para las familias que tendrán un servicio acorde con el sacrificio que hacían.

Tal vez deberíamos preguntarnos si la manera de no caminar hacia ser Bolivia, Ecuador o Venezuela radica en no caer en la ilusión neoliberal de la desregulación como fuente del desarrollo, sino más bien en encontrar un balance entre Estado y mercado acorde con la realidad de nuestra sociedad. Esto nos lleva al primer punto. ¿Qué hace que las personas acepten un modelo o que lo rechacen? Lo dejamos para el próximo martes.

David Rivera

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