FERNANDO MAESTRE
Psicoanalista
Lacan es uno de los máximos exponentes del psicoanálisis actual y se puede decir que el mundo contemporáneo tiene una duda con él; aún no ha sido plenamente comprendido ni entendido, tampoco valorados los enormes aportes que ha dejado en el psicoanálisis, la lingüistica y los vínculos interpersonales.
El profesor Lacan tuvo una forma de pensar muy profunda, muy compleja y muy difícil de entender. El comentaba que su trabajo era complejo a propósito por que si resultaba demasiado claro las personas que lo escuchaban no iban a poder elaborar lo que había expuesto; de ahí que para entender a Lacan muchas veces hace falta revisar algunas ideas previamente dirigidas, por así decir, de otros profesionales que han estado cerca de él, y aún así, los entendimientos son bastantes parciales.
El decía que el Yo, que era la personalidad del ser humano, ocupaba el lugar del desconocimiento. Lo planteaba así porque decía que las personas cuando nos comunicamos las unas con las otras no sabemos lo que decimos ni tenemos claro cuales son las intenciones que nos mueve a hablar como hablamos o a comportarnos como nos comportamos. Desde esa perspectiva voy a hablarles de sus ideas teniendo en cuenta que esas ideas pueden tener otra forma de pensarse y de entenderse; por eso él dejó las cosas abiertas para que nosotros podamos seguir dándole vueltas y pensando en esa ideología.
El 90% de su obra está de su obra está centrada alrededor de Freud, es decir, él se dedicó a extender los alcances de la teoría freudiana y un buen 10%, a mi entender, han sido aportes personales valiosísimos y novedosos, y que lejos van más allá de la obra freudiana.
El profesor Freud, a fines del siglo pasado, ya tenía claro como funciona la mente humana. Para él ya estaba claro como era el problema de los vínculos, del lenguaje y como era aquello que causaba la patología, las enfermedades, el sufrimiento. Sin embargo, según la posición de Lacan, los discípulos de Freud no fueron personas brillantes. Llamaba a estos apóstoles «los grandes ineptos», los que no pudieron seguir al maestro de un modo adecuado y los denuncia desde el comienzo de su obra porque habían distorsionado conceptos fundamentales como el Yo, la personalidad, el inconsciente, la transferencia, etc.
El propone y se propone una lectura freudiana más severa y unas ideas que tendrían que ser la luz que guíe los tratamientos psicoanalíticos y el entendimiento del funcionamiento de la mente.
Lacan plantea que el inconsciente humano es inteligente, es dinámico y tiene una lógica más perfecta que la conciencia. En otro momento Lacan plantea que el criterio del Yo, o sea, aquello que nos comunica con el mundo exterior, aquello que nos da el gesto, la palabra, aquello que nos vincula el uno con el otro, era un intruso, era una astilla metida en el psiquismo humano que no servía para mucho, que había sido adquirido y que no era lo auténtico del hombre. Lo auténtico para Lacan era su concepto de «sujeto del inconsciente», es decir, una instancia mucho más profunda que el Yo y que estaba muda, que no podía hablar por que el Yo se había intromisado en el centro del ser y no permitía que esas voces profundas se expresaran. De ahí que él mantiene toda una lucha en contra de la hija de Freud, Anna Freud, quien se dedicó a aplaudir al Yo y a las defensas. El a su vez se opuso permanentemente a plantear un psicoanálisis creyendo en que lo que uno le dice al otro es lo auténtico y lo verdadero. El siempre pensaba que había algo más allá de las palabras. debido a esta irreverencia que él tenía es expulsado de la Sociedad Internacional de Psicoanálisis porque plantea grandes modificaciones; entre otras, plantea la modificación de la técnica, en la cual él dice que las sesiones no deben durar una hora o 50 minutos sino podían durar hasta el momento en que surge el niño (pettite «a») del ser humano. En ese instante se trabaja con el niño que surge y la sesión termina. Esto rompía totalmente con las normas psicoanalíticas internacionales. tuvo también otros choques, por ejemplo, mantuvo esa irreverencia con respecto a las categorías de los analistas didactas, los jerarcas de las instituciones y los alumnos, que eran eternamente alumnos, y planteó que esa pirámide, esa estructura del psicoanálisis tradicional debería cambiar. Esto lo costo la expulsión y finalmente la creación de su propia escuela de Psicoanálisis, que mantuvo desde los años 55 aproximadamente hasta poco antes de morir en que él disuelve su propia escuela en un acto de consecuencia con lo que pensaba: que las instituciones no deberían tener una prevalencia demasiado intensa porque eso aligeraba la transmisión de la cultura.
Yo voy a hablarles de 4 ó 5 conceptos típicamente lacanianos. No son los únicos y por supuesto tuvo muchos otros.
1. LA TEORIA DEL ESPEJO
Antes de que plantee esta teoría se entendía que el desarrollo del ser humano era un desarrollo lineal; el bebé nacía, tenía el pecho, tenía a la madre, luego de un tiempo desaparecía el pecho y pasaba a una segunda etapa (anal) en que el niño aprendía a tener control de esfínteres. terminaba esta segunda etapa y comenzaba una tercera (etapa de las diferencias anatómicas de los sexos) y así sucesivamente y el niño iba creciendo y desarrollándose en su proceso. Lacan dijo que esto estaba incompleto, que no era tal la situación, que había un momento alrededor sismo en el psiquismo del niño y a través de ese sismo él entraría recién a la cultura y describe lo que se llama la teoría del espejo.
El empieza planteando lo siguiente: observando a un bebé recién nacido él se da cuenta de que sus movimientos no están de acuerdo a su voluntad, por ejemplo el bebé tiene hambre y mueve los pies muy rápidamente en vez de dirigir la mano hacia el biberón o el pecho. Lacan se dio cuenta de que el cuerpo del bebé no respondía a las ordenes de su cerebro. Se dio cuenta de que el cuerpo del bebé funcionaba como si fuese fragmentado. El bebé a su vez comenzaba a tener una cantidad de miedos y sustos por fenómenos que actuaban en su cuerpo y que él no entendía. Por ejemplo sentía calambres de hambre, se mojaba, etc. A este primer momento Lacan llamó «el bebé con el cuerpo fragmentado» porque los fragmentos del cuerpo funcionan cada cual por su lado. Esta etapa produce en el psiquismo del bebé una sensación de caos y de miedo. El bebé sufre esto cuando toma conciencia de que su cuerpo no le obedece y esta situación de caos empieza a disolverse cuando el bebé descubre su imagen reflejada en el espejo, a esto se refiere como la aparición de la imagen del bebé en el espejo donde el sonríe al espejo y el espejo le sonríe. A Lacan no le fue ajena la situación de júbilo que aparece en el niño al verse reflejado en el espejo, pero este júbilo no era simplemente porque se ve en el espejo sino por que los movimientos que él realiza, el espejo los imita, de tal manera que siente que hay una comunicación. Este primer momento va seguido de otro momento, también dentro de esta etapa, en que el bebé siente igual de júbilo cuando ubica a otros bebitos de la misma edad. A esto Lacan lo llamará «el reencuentro con el idéntico» y desde ahí va a desarrollar otros puntos de vista muy interesantes. Finalmente, hay un tercer momento más importante que engloba esta teoría del espejo que, creo yo, es el momento más importante que el espejo en sí y que el encuentro con el semejante, es cuando encuentra la mirada de la madre. Para él, el primer espejo está en los ojos de la mamá que lo mira; si él sonríe que la mamá le sonría, si él llora que la mamá se ponga triste, si él grita que la mamá reaccione, si él se duerme que la mamá se duerma. Esta comunicación pre-verbal para él es fundamental y es motivo de júbilo.
El concepto central de Lacan en este punto no es el hecho que soy querido y mi mamá me entiende sino el júbilo por que se ha logrado la decodificación de su mensaje. El mensaje de dolor la madre lo ha decodificado y lo entiende y le devuelve consuelo. A partir de este momento de desarrollo el bebito va a cambiar y ya va ha ser una persona que va entrando poco a poco al símbolo y poco a poco, a un crecimiento más coherente. A partir de ahí también se abre toda una línea de entendimiento de la patología y del sufrimiento humano en el futuro y de las enfermedades mentales.
Cuando se encuentra un bebé con una mamá que no domina la misma sintonía ni lo entiende cuando él está mandando un mensaje, este bebé será el día de mañana, en el mejor de los casos, un neurótico y en el peor de los casos un psicótico, un enfermo mental. Algunos ejemplos cotidianos de desencuentros son: si la mamá da de mamar a su hijo y está viendo televisión no habrá descifrado el código. Si la mamá al darle de lactar le habla, le sonríe el bebito sentirá que aparte del flujo de la leche está recibiendo un flujo intenso de amor y de cariño; por eso a partir de este momento Lacan plantea que el ser humano se va a estructurar en la mirada del otro y que nosotros somos lo que somos porque fuimos mirados de una determinada manera fuimos tocados de otra manera y entendieron nuestro mensaje. De ahí que se ve popularizado esto y hoy en día en salud mental se dice no le digas mentiroso a tu hijo por que se vuelve mentiroso, no le digas ladrón porque lo vuelves ladrón, no le digas malo por que lo vuelves malo, etc. esto proviene del aporte de Lacan.
Esta teoría del espejo sirvió en un primer momento para indicar cómo desarrolla el bebé y que necesita él, en un momento de su vida pero también en un segundo momento Lacan repiensa esa teoría del espejo y dice: No solamente es un momento del desarrollo sino también es el momento en que nace el símbolo, la capacidad simbólica de la persona. El símbolo primario es el falo.
El inconsciente está estructurado como el lenguaje. No solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino como un lenguaje y un saber, un saber inconsciente. Antes de Freud ya se conocía que era el inconsciente, se hablaba de subconsciente, formaciones más allá de la consciencia, otros ya hablaban de que había un subconsciente, donde se depositaban los acontecimientos de primera persona a manera de un desván o closet donde uno iba metiendo los trapos, cuadernos, y luego un buen día, eso aparecía en la consciencia. El primer concepto del inconsciente fue que es un inconsciente tipo sótano, donde si se archivan las cosas para siempre.
Posteriormente Freud empieza a indicar y hacer notar que no es así, que el inconsciente es dinámico, que no duerme, que no es un depósito ocioso de cosas, esas cosas están saltando y en movimiento todo el tiempo; si nosotros tenemos una impresión en el día, esa impresión va a durar 5, 10, 20, 50 años, lo que vivimos. Hay personas que un buen día sienten un particular olor, y automáticamente se les viene a la mente un recuerdo muy claro de una situación que se vivió a los cinco o cuatro años de edad mientras estaba de visita en la casa de la abuela, por ejemplo. Esta dinámica del inconsciente fue lo que primó en un tiempo; ya se sabía que los contenidos del inconsciente tenían vida, estaban y se podían evocar a través de sueños o síntomas. Pero Freud fue más allá; describe al inconsciente como un inconsciente organizado, con una lógica propia, y esto modifica bastante la situación, porque muchas personas de la época no lograban entender exactamente lo que él quiso decir. Freud lo dijo en 1999, en 1905 y en 1907: «el inconsciente está estructurado como un lenguaje». Lacan es el que tomando la clase de Freud dice: es un lenguaje que tiene un saber, que tiene un conocimiento pleno. De tal manera que las cosas que se presentan del inconsciente tienen una lógica. Y si nosotros, por lo tanto, vemos como habla un loco, un psicótico, que nos dice que su hígado es de plomo, que tiene comunicación con Dios, ustedes podrían pensar: son locuras, que sentido tiene eso con la realidad. Lacan, apoyándose en Freud, plantea que ese delirio es absolutamente lógico, que las palabras delirantes obedecen a un lenguaje más perfecto aún que el lenguaje consciente y el sentido del delirio es un sentido pleno, para el cual tiene él entonces que estructurar cuales son esas leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de las leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de las leyes que regulan la vida cotidiana. Y él plantea, con una admirable intuición, la formula siguiente: la consciencia va a funcionar como un lenguaje regido por la metáfora, por la metonimia.
La metáfora es una figura a través de la cual le presenta una idea que alude a un concepto incambiable, inmodificable, constante; por ejemplo yo les digo: la «U» jugó un gran partido y los once muchachos mostraron una garra increíble. Creo que todos ustedes van a entender que me estoy refiriendo a que tuvieron valor, coraje, fuerza, no creo que ninguno crea que le salieron garras; eso se llama metáfora. Este es el lenguaje que usamos despiertos, pero en el inconsciente las cosas caminan de otro modo, la palabra garra puede que signifique una garra y muchas otras cosas más. por ejemplo para la consciencia la palabra soldado significa un señor con un fusil en el ejercito, para el inconsciente la idea es otra, la palabra soldado significa un dado, significa algo como soldadura y puede significar otras muchas cosas más; de ahí que en los sueños, que es un lenguaje totalmente del inconsciente, uno puede soñar con una mesa con un sombrero encima, y resulta que uno estaba preocupado porque el señor Carlos Meza no ha venido a verlo y lo está esperando, y el señor Meza usa sombrero. Entonces la intención del sueño es cambiar el lenguaje a través de otro sistema lingüístico que es lo que se va ha expresar.
Ahora quiero aclararles un punto. Los psicoanalistas no somos lingüistas y no pretendemos serlo. A nosotros no nos interesa la estructura normal del lenguaje. Nuestra tarea está en la estructura anormal del lenguaje. Si yo por decir una palabra digo otra, ésa me interesa, si yo por decir una frase se me sale, a manera de un lapsus, otra, eso es lo que a mí me va a interesar. La falla del lenguaje es la tarea del analista, no del lingüista. A nosotros nos interesa la falla del lenguaje únicamente para poder precisar que hay detrás. Algunas veces esta falla es inconsciente, y siempre va ha reflejar algo que hay en la profundidad.
Otra aportación sumamente interesante de Lacan en materia lingüistica es romper con el signo lingüistica de Saussure, en el sentido de que en el signo aparecería dos partes del mismo: el significado y el significante, en el cual el significante puede ser una palabra que remite a un significado. Lacan dijo que no era así, que el significante remite a otro significante y ese segundo significante a un tercer significante, nunca hay un significado final y eso se prueba de una manera fehaciente cuando, por ejemplo, nosotros decimos una palabra: madre, eso remite a la imagen de la madre de cada uno de nosotros pero no remite simplemente a una imagen, sino a un concepto añadido: madre-buena, madre-tierna, madre-afectuosa, madre-muerta, madre-viva, etc. Por lo tanto el significante no remite a un significado final total y cerrado, remite a otro significante, y ese significante a su vez remite a otro significante, creándose una cadena complejísima de seguir y de continuar.
Una de las frases típicas de Lacan, y que a el le gustaba mucho decirla por que el sabía que creaba cierto desconcierto, era: el lenguaje se impone y a la persona no le queda otro remedio que hablarlo. Entendiéndose que desde el inconsciente hay un lenguaje que empuja y se quiere expresar y nosotros simplemente le damos forma verbal lingüistica.
2. El nombre del padre
En relación a esto, Lacan planteó que hubo un vacío en el entendimiento de la función del papá dentro de una casa en toda la obra de Freud. Se pensaba que en algún momento Freud trató de ser más, amplio y más explícito, pero no lo pudo lograr y lo que se leía hasta esa época era lo siguiente: El padre es importante en la vida de un niño, pero es el rival del niño, es aquel que disputará con el hijo el amor de la madre y disputará con el padre la importancia frente a los hermanos. Se pensaba que era una especie de segundo hombre en importancia en la casa: primero la mamá, primero la lactancia, el vínculo madre-hijo, primero la mirada de la madre y a la sombra, escondido, el buen hombre ayudaba a su esposa a pasarle el biberón a cambiarle los pañales al niño, cuidando a la mujer para que esta pueda hacer una buena labor de madre.
El concepto del padre para Lacan es revolucionario dentro del campo del psicoanálisis. Para Lacan el padre es un figura fundamental desde el primer instante de la vida del bebé; empieza él por plantear que si el padre desea a su hijo, desea que nazca, desea que viva, desea darle su apellido, el bebé se va ha dar cuenta y en ese momento el bebito va ha recibir lo que el llamó «el nombre del padre», va ha recibir la certeza de que él es bienvenido a la vida, bienvenido al mundo y amado por su padre. En ese momento será un bebe feliz por que va ha saber que pertenece a una familia, que pertenece a una estirpe, que el apellida Perencejo y que su padre fue Perencejo y su abuelo también lo fue y su bisabuelo también, y así sucesivamente siguiendo una linea que desarrolla por ese lado y que el niño siente de alguna manera una trascendencia, una permanencia.
Pensemos en como son los delirios de los psicóticos, de los enfermos mentales, todos ellos tienen que ver con un problema de la identidad, todos tienen que ver con un problema de donde vienen, de donde provienen. La identidad la transmite el padre. Por eso es que los enfermos mentales tienen delirios que tienen que ver con la identidad. Por ejemplo: Yo soy Napoleón o creo que soy homosexual y están angustiados por eso, creo que soy padre de ese niño pero no me acuerdo de cuando lo hice, son problemas de filiación. Lo que pierde un psicótico en un primer momento es su filiación, puede creer que es hijo de otra familia, puede creer que es extraterrestre, puede creer mil cosas que no son la realidad. El encuentro fundamental del encuentro del hijo con el padre es el comienzo de la vida. No como se creía, que el padre aparece cuando el niño tiene dos años, ya es muy tarde, ya es un hijo sin padre. El padre tiene que estar presente desde el momento del parto, donde sin duda se va a dar una presencia importante y una transmisión de que «hijo quiero que nazcas», «te recibo y te traigo al mundo y quiero que estés conmigo y que recibas mi nombre», pero para que esto se de no solamente basta que se presente el padre, sino que la madre de alguna manera participe en esto haciéndole saber al hijo: «este es su padre, a quien amarás y respetarás»; el hijo tiene que ser posteriormente presentado por la madre. El padre no puede decir «tú eres mi propiedad, tú eres mi hijo y me vas a obedecer», eso no le sirve al bebe. Lo que le va a servir es que la madre haga el ritual de presentarle al padre y el padre lo reciba. Ahí el niño va a tener la impresión de que va a ser amado por el padre y el respetar a su padre. la presencia del padre es lo que va a dar la ley según Lacan, la ley es lo que va a dar el orden psíquico. El nacimiento de la ley va a estar ubicado, la ley vendría a ser la actitud que tiene el padre para prohibir el incesto; la ley que tiene que transmitir el padre es única: «con tu madre no te acostarás, con tu hermana no te acostarás y a mi no me matarás». Esa es toda la función que tiene que hacer un buen padre para instalar la ley, los otros aspectos son secundarios. Pero la ley llamada «la ley que estructura al ser» está dada por la prohibición del incesto. El niño que aprende la ley de la prohibición del incesto será un bebe que sin duda respetará las leyes, se respetará a si mismo, respetará el cuerpo, podrá retirarse a tiempo cuando hay una mujer que no le corresponde, ni entrará en crisis pasionales porque sabrá darse cuenta que hay una ley que tiene que respetar y que no tiene que violar ni tiene que sobrepasarse.
3. Concepción lacaniana del amor
El decía: hay dos formas de amar. Una primera forma posesiva, egoísta y anal; y otra segunda forma que el llamaba «el amor evanescente». El bebe nace y desarrolla un estilo propio de su edad, que consiste en este amor posesivo, pero en un momento de su desarrollo, a los 5 años de edad, se produce una transformación de su interior y él cambia y empieza amar de otra manera, deja de ser posesivo y pasa a otro tipo de amor.
El amor posesivo se caracteriza por toda conducta que muestra un niño generalmente menor de 5 años, en el cual el egoísmo y la necesidad de posesiones es lo que prima: mi pelota, mi mamá, etc. El amor posesivo, según Lacan, no puede expresar satisfacción alguna y si hay algo de satisfacción estaría ubicado únicamente en el momento de la posesión de objeto. El amor posesivo deja vacíos porque no hay despedida de los objetos, no deja recuerdos, deja agujeros que no se pueden llenar. Esto también lo encontramos en los vínculos de muchas parejas adultas o adolescentes cuando plantean frases como la siguiente, cuando una chica le cuenta a otra amiga: si mi enamorado me saca la vuelta, se murió para mí, no quiero que me llame, no quiero que aparezca; eso es el típico amor posesivo en que «te amo en la medida que estés a mi lado». Llega la etapa del complejo de Edipo a los 3 años y medio y luego aparece el amor evanescente.
(Cuando explico esto me gano protestas del público). El amor evanescente es aquel amor que se práctica profundamente sabiendo que la persona a quien amamos se puede ir en el momento que quiera, y aunque me deje esta noche, yo puedo amarlo profundamente y aceptar que tiene a libertad de irse. En la misma medida me comprometo con un amor profundo a amarlo hasta que mi corazón deje de latir, y si me interesa otra persona, ahí me retiraré y tranquilamente. El amor evanescente es aquél que se duele con los celos, y que le altera que a su pareja la mire otro, pero aunque tenga celos, acepta, admite que la persona con la quien uno está puede irse y desaparecer en cualquier momento que él desee irse, respetando la libertad y el desarrollo de esa persona.
Se supera el amor posesivo a través del triángulo edípico, donde el niño va a resolver esas pasiones amorosas de su infancia. El complejo de Edipo dura un año aproximadamente y empieza cuando el niño ingresa al Edipo siendo un perfecto narciso, un egoísta; y después de un año dependiendo de como los padres manejen esta situación el niño va a salir aceptando hermanos, aceptando que tiene que dormir en otro cuarto, aceptando que mamá no es de él sino del padre y que él va a tener que buscarse el día de mañana su pareja, su esposa y tener sus propios hijos. Esta transformación edípica es el arte de la educación de los padres. Esto lo hacen los padres a través de una enseñanza llena de afecto, pero con una ley. El niño que atraviesa un edipo adecuado será una criatura que aprende a respetar los derechos del otro, que aprende a compartir y que aprende a perder. No hay cosa más dolorosa para un niño de 4 años que perder a su madre y perderla en materia de amor, eso lo convierte en un hombre de valor.