jueves, 18 de octubre de 2012

APORTACIONES DE JAQUES LACAN AL PENSAMIENTO PSICOANALTICO CONTEMPORANEO





 FERNANDO MAESTRE
Psicoanalista

Lacan es uno de los máximos exponentes del psicoanálisis actual y se puede decir que el mundo contemporáneo tiene una duda con él; aún no ha sido plenamente comprendido ni entendido, tampoco valorados los enormes aportes que ha dejado en el psicoanálisis, la lingüistica y los vínculos interpersonales.


El profesor Lacan tuvo una forma de pensar muy profunda, muy compleja y muy difícil de entender. El comentaba que su trabajo era complejo a propósito por que si resultaba demasiado claro las personas que lo escuchaban no iban a poder elaborar lo que había expuesto; de ahí que para entender a Lacan muchas veces hace falta revisar algunas ideas previamente dirigidas, por así decir, de otros profesionales que han estado cerca de él, y aún así, los entendimientos son bastantes parciales.

El decía que el Yo, que era la personalidad del ser humano, ocupaba el lugar del desconocimiento. Lo planteaba así porque decía que las personas cuando nos comunicamos las unas con las otras no sabemos lo que decimos ni tenemos claro cuales son las intenciones que nos mueve a hablar como hablamos o a comportarnos como nos comportamos. Desde esa perspectiva voy a hablarles de sus ideas teniendo en cuenta que esas ideas pueden tener otra forma de pensarse y de entenderse; por eso él dejó las cosas abiertas para que nosotros podamos seguir dándole vueltas y pensando en esa ideología.

El 90% de su obra está de su obra está centrada alrededor de Freud, es decir, él se dedicó a extender los alcances de la teoría freudiana y un buen 10%, a mi entender, han sido aportes personales valiosísimos y novedosos, y que lejos van más allá de la obra freudiana.

El profesor Freud, a fines del siglo pasado, ya tenía claro como funciona la mente humana. Para él ya estaba claro como era el problema de los vínculos, del lenguaje y como era aquello que causaba la patología, las enfermedades, el sufrimiento. Sin embargo, según la posición de Lacan, los discípulos de Freud no fueron personas brillantes. Llamaba a estos apóstoles «los grandes ineptos», los que no pudieron seguir al maestro de un modo adecuado y los denuncia desde el comienzo de su obra porque habían distorsionado conceptos fundamentales como el Yo, la personalidad, el inconsciente, la transferencia, etc.

El propone y se propone una lectura freudiana más severa y unas ideas que tendrían que ser la luz que guíe los tratamientos psicoanalíticos y el entendimiento del funcionamiento de la mente.

Lacan plantea que el inconsciente humano es inteligente, es dinámico y tiene una lógica más perfecta que la conciencia. En otro momento Lacan plantea que el criterio del Yo, o sea, aquello que nos comunica con el mundo exterior, aquello que nos da el gesto, la palabra, aquello que nos vincula el uno con el otro, era un intruso, era una astilla metida en el psiquismo humano que no servía para mucho, que había sido adquirido y que no era lo auténtico del hombre. Lo auténtico para Lacan era su concepto de «sujeto del inconsciente», es decir, una instancia mucho más profunda que el Yo y que estaba muda, que no podía hablar por que el Yo se había intromisado en el centro del ser y no permitía que esas voces profundas se expresaran. De ahí que él mantiene toda una lucha en contra de la hija de Freud, Anna Freud, quien se dedicó a aplaudir al Yo y a las defensas. El a su vez se opuso permanentemente a plantear un psicoanálisis creyendo en que lo que uno le dice al otro es lo auténtico y lo verdadero. El siempre pensaba que había algo más allá de las palabras. debido a esta irreverencia que él tenía es expulsado de la Sociedad Internacional de Psicoanálisis porque plantea grandes modificaciones; entre otras, plantea la modificación de la técnica, en la cual él dice que las sesiones no deben durar una hora o 50 minutos sino podían durar hasta el momento en que surge el niño (pettite «a») del ser humano. En ese instante se trabaja con el niño que surge y la sesión termina. Esto rompía totalmente con las normas psicoanalíticas internacionales. tuvo también otros choques, por ejemplo, mantuvo esa irreverencia con respecto a las categorías de los analistas didactas, los jerarcas de las instituciones y los alumnos, que eran eternamente alumnos, y planteó que esa pirámide, esa estructura del psicoanálisis tradicional debería cambiar. Esto lo costo la expulsión y finalmente la creación de su propia escuela de Psicoanálisis, que mantuvo desde los años 55 aproximadamente hasta poco antes de morir en que él disuelve su propia escuela en un acto de consecuencia con lo que pensaba: que las instituciones no deberían tener una prevalencia demasiado intensa porque eso aligeraba la transmisión de la cultura.

Yo voy a hablarles de 4 ó 5 conceptos típicamente lacanianos. No son los únicos y por supuesto tuvo muchos otros.

1. LA TEORIA DEL ESPEJO
Antes de que plantee esta teoría se entendía que el desarrollo del ser humano era un desarrollo lineal; el bebé nacía, tenía el pecho, tenía a la madre, luego de un tiempo desaparecía el pecho y pasaba a una segunda etapa (anal) en que el niño aprendía a tener control de esfínteres. terminaba esta segunda etapa y comenzaba una tercera (etapa de las diferencias anatómicas de los sexos) y así sucesivamente y el niño iba creciendo y desarrollándose en su proceso. Lacan dijo que esto estaba incompleto, que no era tal la situación, que había un momento alrededor sismo en el psiquismo del niño y a través de ese sismo él entraría recién a la cultura y describe lo que se llama la teoría del espejo.

El empieza planteando lo siguiente: observando a un bebé recién nacido él se da cuenta de que sus movimientos no están de acuerdo a su voluntad, por ejemplo el bebé tiene hambre y mueve los pies muy rápidamente en vez de dirigir la mano hacia el biberón o el pecho. Lacan se dio cuenta de que el cuerpo del bebé no respondía a las ordenes de su cerebro. Se dio cuenta de que el cuerpo del bebé funcionaba como si fuese fragmentado. El bebé a su vez comenzaba a tener una cantidad de miedos y sustos por fenómenos que actuaban en su cuerpo y que él no entendía. Por ejemplo sentía calambres de hambre, se mojaba, etc. A este primer momento Lacan llamó «el bebé con el cuerpo fragmentado» porque los fragmentos del cuerpo funcionan cada cual por su lado. Esta etapa produce en el psiquismo del bebé una sensación de caos y de miedo. El bebé sufre esto cuando toma conciencia de que su cuerpo no le obedece y esta situación de caos empieza a disolverse cuando el bebé descubre su imagen reflejada en el espejo, a esto se refiere como la aparición de la imagen del bebé en el espejo donde el sonríe al espejo y el espejo le sonríe. A Lacan no le fue ajena la situación de júbilo que aparece en el niño al verse reflejado en el espejo, pero este júbilo no era simplemente porque se ve en el espejo sino por que los movimientos que él realiza, el espejo los imita, de tal manera que siente que hay una comunicación. Este primer momento va seguido de otro momento, también dentro de esta etapa, en que el bebé siente igual de júbilo cuando ubica a otros bebitos de la misma edad. A esto Lacan lo llamará «el reencuentro con el idéntico» y desde ahí va a desarrollar otros puntos de vista muy interesantes. Finalmente, hay un tercer momento más importante que engloba esta teoría del espejo que, creo yo, es el momento más importante que el espejo en sí y que el encuentro con el semejante, es cuando encuentra la mirada de la madre. Para él, el primer espejo está en los ojos de la mamá que lo mira; si él sonríe que la mamá le sonría, si él llora que la mamá se ponga triste, si él grita que la mamá reaccione, si él se duerme que la mamá se duerma. Esta comunicación pre-verbal para él es fundamental y es motivo de júbilo.

El concepto central de Lacan en este punto no es el hecho que soy querido y mi mamá me entiende sino el júbilo por que se ha logrado la decodificación de su mensaje. El mensaje de dolor la madre lo ha decodificado y lo entiende y le devuelve consuelo. A partir de este momento de desarrollo el bebito va a cambiar y ya va ha ser una persona que va entrando poco a poco al símbolo y poco a poco, a un crecimiento más coherente. A partir de ahí también se abre toda una línea de entendimiento de la patología y del sufrimiento humano en el futuro y de las enfermedades mentales.

Cuando se encuentra un bebé con una mamá que no domina la misma sintonía ni lo entiende cuando él está mandando un mensaje, este bebé será el día de mañana, en el mejor de los casos, un neurótico y en el peor de los casos un psicótico, un enfermo mental. Algunos ejemplos cotidianos de desencuentros son: si la mamá da de mamar a su hijo y está viendo televisión no habrá descifrado el código. Si la mamá al darle de lactar le habla, le sonríe el bebito sentirá que aparte del flujo de la leche está recibiendo un flujo intenso de amor y de cariño; por eso a partir de este momento Lacan plantea que el ser humano se va a estructurar en la mirada del otro y que nosotros somos lo que somos porque fuimos mirados de una determinada manera fuimos tocados de otra manera y entendieron nuestro mensaje. De ahí que se ve popularizado esto y hoy en día en salud mental se dice no le digas mentiroso a tu hijo por que se vuelve mentiroso, no le digas ladrón porque lo vuelves ladrón, no le digas malo por que lo vuelves malo, etc. esto proviene del aporte de Lacan.

Esta teoría del espejo sirvió en un primer momento para indicar cómo desarrolla el bebé y que necesita él, en un momento de su vida pero también en un segundo momento Lacan repiensa esa teoría del espejo y dice: No solamente es un momento del desarrollo sino también es el momento en que nace el símbolo, la capacidad simbólica de la persona. El símbolo primario es el falo.

El inconsciente está estructurado como el lenguaje. No solamente como un lenguaje, diría él más adelante, sino como un lenguaje y un saber, un saber inconsciente. Antes de Freud ya se conocía que era el inconsciente, se hablaba de subconsciente, formaciones más allá de la consciencia, otros ya hablaban de que había un subconsciente, donde se depositaban los acontecimientos de primera persona a manera de un desván o closet donde uno iba metiendo los trapos, cuadernos, y luego un buen día, eso aparecía en la consciencia. El primer concepto del inconsciente fue que es un inconsciente tipo sótano, donde si se archivan las cosas para siempre.

Posteriormente Freud empieza a indicar y hacer notar que no es así, que el inconsciente es dinámico, que no duerme, que no es un depósito ocioso de cosas, esas cosas están saltando y en movimiento todo el tiempo; si nosotros tenemos una impresión en el día, esa impresión va a durar 5, 10, 20, 50 años, lo que vivimos. Hay personas que un buen día sienten un particular olor, y automáticamente se les viene a la mente un recuerdo muy claro de una situación que se vivió a los cinco o cuatro años de edad mientras estaba de visita en la casa de la abuela, por ejemplo. Esta dinámica del inconsciente fue lo que primó en un tiempo; ya se sabía que los contenidos del inconsciente tenían vida, estaban y se podían evocar a través de sueños o síntomas. Pero Freud fue más allá; describe al inconsciente como un inconsciente organizado, con una lógica propia, y esto modifica bastante la situación, porque muchas personas de la época no lograban entender exactamente lo que él quiso decir. Freud lo dijo en 1999, en 1905 y en 1907: «el inconsciente está estructurado como un lenguaje». Lacan es el que tomando la clase de Freud dice: es un lenguaje que tiene un saber, que tiene un conocimiento pleno. De tal manera que las cosas que se presentan del inconsciente tienen una lógica. Y si nosotros, por lo tanto, vemos como habla un loco, un psicótico, que nos dice que su hígado es de plomo, que tiene comunicación con Dios, ustedes podrían pensar: son locuras, que sentido tiene eso con la realidad. Lacan, apoyándose en Freud, plantea que ese delirio es absolutamente lógico, que las palabras delirantes obedecen a un lenguaje más perfecto aún que el lenguaje consciente y el sentido del delirio es un sentido pleno, para el cual tiene él entonces que estructurar cuales son esas leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de las leyes que rigen, que regulan el inconsciente a diferencia de las leyes que regulan la vida cotidiana. Y él plantea, con una admirable intuición, la formula siguiente: la consciencia va a funcionar como un lenguaje regido por la metáfora, por la metonimia.

La metáfora es una figura a través de la cual le presenta una idea que alude a un concepto incambiable, inmodificable, constante; por ejemplo yo les digo: la «U» jugó un gran partido y los once muchachos mostraron una garra increíble. Creo que todos ustedes van a entender que me estoy refiriendo a que tuvieron valor, coraje, fuerza, no creo que ninguno crea que le salieron garras; eso se llama metáfora. Este es el lenguaje que usamos despiertos, pero en el inconsciente las cosas caminan de otro modo, la palabra garra puede que signifique una garra y muchas otras cosas más. por ejemplo para la consciencia la palabra soldado significa un señor con un fusil en el ejercito, para el inconsciente la idea es otra, la palabra soldado significa un dado, significa algo como soldadura y puede significar otras muchas cosas más; de ahí que en los sueños, que es un lenguaje totalmente del inconsciente, uno puede soñar con una mesa con un sombrero encima, y resulta que uno estaba preocupado porque el señor Carlos Meza no ha venido a verlo y lo está esperando, y el señor Meza usa sombrero. Entonces la intención del sueño es cambiar el lenguaje a través de otro sistema lingüístico que es lo que se va ha expresar.

Ahora quiero aclararles un punto. Los psicoanalistas no somos lingüistas y no pretendemos serlo. A nosotros no nos interesa la estructura normal del lenguaje. Nuestra tarea está en la estructura anormal del lenguaje. Si yo por decir una palabra digo otra, ésa me interesa, si yo por decir una frase se me sale, a manera de un lapsus, otra, eso es lo que a mí me va a interesar. La falla del lenguaje es la tarea del analista, no del lingüista. A nosotros nos interesa la falla del lenguaje únicamente para poder precisar que hay detrás. Algunas veces esta falla es inconsciente, y siempre va ha reflejar algo que hay en la profundidad.

Otra aportación sumamente interesante de Lacan en materia lingüistica es romper con el signo lingüistica de Saussure, en el sentido de que en el signo aparecería dos partes del mismo: el significado y el significante, en el cual el significante puede ser una palabra que remite a un significado. Lacan dijo que no era así, que el significante remite a otro significante y ese segundo significante a un tercer significante, nunca hay un significado final y eso se prueba de una manera fehaciente cuando, por ejemplo, nosotros decimos una palabra: madre, eso remite a la imagen de la madre de cada uno de nosotros pero no remite simplemente a una imagen, sino a un concepto añadido: madre-buena, madre-tierna, madre-afectuosa, madre-muerta, madre-viva, etc. Por lo tanto el significante no remite a un significado final total y cerrado, remite a otro significante, y ese significante a su vez remite a otro significante, creándose una cadena complejísima de seguir y de continuar.

Una de las frases típicas de Lacan, y que a el le gustaba mucho decirla por que el sabía que creaba cierto desconcierto, era: el lenguaje se impone y a la persona no le queda otro remedio que hablarlo. Entendiéndose que desde el inconsciente hay un lenguaje que empuja y se quiere expresar y nosotros simplemente le damos forma verbal lingüistica.

2. El nombre del padre
En relación a esto, Lacan planteó que hubo un vacío en el entendimiento de la función del papá dentro de una casa en toda la obra de Freud. Se pensaba que en algún momento Freud trató de ser más, amplio y más explícito, pero no lo pudo lograr y lo que se leía hasta esa época era lo siguiente: El padre es importante en la vida de un niño, pero es el rival del niño, es aquel que disputará con el hijo el amor de la madre y disputará con el padre la importancia frente a los hermanos. Se pensaba que era una especie de segundo hombre en importancia en la casa: primero la mamá, primero la lactancia, el vínculo madre-hijo, primero la mirada de la madre y a la sombra, escondido, el buen hombre ayudaba a su esposa a pasarle el biberón a cambiarle los pañales al niño, cuidando a la mujer para que esta pueda hacer una buena labor de madre.

El concepto del padre para Lacan es revolucionario dentro del campo del psicoanálisis. Para Lacan el padre es un figura fundamental desde el primer instante de la vida del bebé; empieza él por plantear que si el padre desea a su hijo, desea que nazca, desea que viva, desea darle su apellido, el bebé se va ha dar cuenta y en ese momento el bebito va ha recibir lo que el llamó «el nombre del padre», va ha recibir la certeza de que él es bienvenido a la vida, bienvenido al mundo y amado por su padre. En ese momento será un bebe feliz por que va ha saber que pertenece a una familia, que pertenece a una estirpe, que el apellida Perencejo y que su padre fue Perencejo y su abuelo también lo fue y su bisabuelo también, y así sucesivamente siguiendo una linea que desarrolla por ese lado y que el niño siente de alguna manera una trascendencia, una permanencia.

Pensemos en como son los delirios de los psicóticos, de los enfermos mentales, todos ellos tienen que ver con un problema de la identidad, todos tienen que ver con un problema de donde vienen, de donde provienen. La identidad la transmite el padre. Por eso es que los enfermos mentales tienen delirios que tienen que ver con la identidad. Por ejemplo: Yo soy Napoleón o creo que soy homosexual y están angustiados por eso, creo que soy padre de ese niño pero no me acuerdo de cuando lo hice, son problemas de filiación. Lo que pierde un psicótico en un primer momento es su filiación, puede creer que es hijo de otra familia, puede creer que es extraterrestre, puede creer mil cosas que no son la realidad. El encuentro fundamental del encuentro del hijo con el padre es el comienzo de la vida. No como se creía, que el padre aparece cuando el niño tiene dos años, ya es muy tarde, ya es un hijo sin padre. El padre tiene que estar presente desde el momento del parto, donde sin duda se va a dar una presencia importante y una transmisión de que «hijo quiero que nazcas», «te recibo y te traigo al mundo y quiero que estés conmigo y que recibas mi nombre», pero para que esto se de no solamente basta que se presente el padre, sino que la madre de alguna manera participe en esto haciéndole saber al hijo: «este es su padre, a quien amarás y respetarás»; el hijo tiene que ser posteriormente presentado por la madre. El padre no puede decir «tú eres mi propiedad, tú eres mi hijo y me vas a obedecer», eso no le sirve al bebe. Lo que le va a servir es que la madre haga el ritual de presentarle al padre y el padre lo reciba. Ahí el niño va a tener la impresión de que va a ser amado por el padre y el respetar a su padre. la presencia del padre es lo que va a dar la ley según Lacan, la ley es lo que va a dar el orden psíquico. El nacimiento de la ley va a estar ubicado, la ley vendría a ser la actitud que tiene el padre para prohibir el incesto; la ley que tiene que transmitir el padre es única: «con tu madre no te acostarás, con tu hermana no te acostarás y a mi no me matarás». Esa es toda la función que tiene que hacer un buen padre para instalar la ley, los otros aspectos son secundarios. Pero la ley llamada «la ley que estructura al ser» está dada por la prohibición del incesto. El niño que aprende la ley de la prohibición del incesto será un bebe que sin duda respetará las leyes, se respetará a si mismo, respetará el cuerpo, podrá retirarse a tiempo cuando hay una mujer que no le corresponde, ni entrará en crisis pasionales porque sabrá darse cuenta que hay una ley que tiene que respetar y que no tiene que violar ni tiene que sobrepasarse.

3. Concepción lacaniana del amor
El decía: hay dos formas de amar. Una primera forma posesiva, egoísta y anal; y otra segunda forma que el llamaba «el amor evanescente». El bebe nace y desarrolla un estilo propio de su edad, que consiste en este amor posesivo, pero en un momento de su desarrollo, a los 5 años de edad, se produce una transformación de su interior y él cambia y empieza amar de otra manera, deja de ser posesivo y pasa a otro tipo de amor.

El amor posesivo se caracteriza por toda conducta que muestra un niño generalmente menor de 5 años, en el cual el egoísmo y la necesidad de posesiones es lo que prima: mi pelota, mi mamá, etc. El amor posesivo, según Lacan, no puede expresar satisfacción alguna y si hay algo de satisfacción estaría ubicado únicamente en el momento de la posesión de objeto. El amor posesivo deja vacíos porque no hay despedida de los objetos, no deja recuerdos, deja agujeros que no se pueden llenar. Esto también lo encontramos en los vínculos de muchas parejas adultas o adolescentes cuando plantean frases como la siguiente, cuando una chica le cuenta a otra amiga: si mi enamorado me saca la vuelta, se murió para mí, no quiero que me llame, no quiero que aparezca; eso es el típico amor posesivo en que «te amo en la medida que estés a mi lado». Llega la etapa del complejo de Edipo a los 3 años y medio y luego aparece el amor evanescente.

(Cuando explico esto me gano protestas del público). El amor evanescente es aquel amor que se práctica profundamente sabiendo que la persona a quien amamos se puede ir en el momento que quiera, y aunque me deje esta noche, yo puedo amarlo profundamente y aceptar que tiene a libertad de irse. En la misma medida me comprometo con un amor profundo a amarlo hasta que mi corazón deje de latir, y si me interesa otra persona, ahí me retiraré y tranquilamente. El amor evanescente es aquél que se duele con los celos, y que le altera que a su pareja la mire otro, pero aunque tenga celos, acepta, admite que la persona con la quien uno está puede irse y desaparecer en cualquier momento que él desee irse, respetando la libertad y el desarrollo de esa persona.

Se supera el amor posesivo a través del triángulo edípico, donde el niño va a resolver esas pasiones amorosas de su infancia. El complejo de Edipo dura un año aproximadamente y empieza cuando el niño ingresa al Edipo siendo un perfecto narciso, un egoísta; y después de un año dependiendo de como los padres manejen esta situación el niño va a salir aceptando hermanos, aceptando que tiene que dormir en otro cuarto, aceptando que mamá no es de él sino del padre y que él va a tener que buscarse el día de mañana su pareja, su esposa y tener sus propios hijos. Esta transformación edípica es el arte de la educación de los padres. Esto lo hacen los padres a través de una enseñanza llena de afecto, pero con una ley. El niño que atraviesa un edipo adecuado será una criatura que aprende a respetar los derechos del otro, que aprende a compartir y que aprende a perder. No hay cosa más dolorosa para un niño de 4 años que perder a su madre y perderla en materia de amor, eso lo convierte en un hombre de valor.

martes, 16 de octubre de 2012

¿Qué significa ser “revolucionario” hoy, según Slavoj Žižek?

                                    

Lo que sigue es una conferencia de Žižek, medianamente reciente (julio 2009), acerca de lo que significa ser revolucionario hoy.

lunes, 15 de octubre de 2012

"En filosofía es importante tener un adversario" - Entrevista a Alain Badiou

En los pasillos de la Universidad Nacional de San Martín se contaba, en estos días, que cuando le preguntaron a Alain Badiou si podría sostener la apretada agenda de actividades que lo aguardaba en Buenos Aires y Córdoba, el filósofo respondió: "No hay problemas. Soy una suerte de Mick Jagger de la filosofía". La comparación no es descabellada. No sólo por la vitalidad que a los 75 años es capaz de exhibir Badiou al disertar durante varias horas ante un auditorio colmado, para luego concentrarse en una entrevista o en una sesión fotográfica. Con el Stone comparte, además, el hecho de ser uno de los más grandes en su disciplina; alguien que ha compartido cartel con figuras de renombre durante buena parte del siglo XX habiéndolas sobrevivido. Badiou fue discípulo de Jean-Paul Sartre, de Louis Althusser, de Jacques Lacan. Rivalizó, entre muchos otros, con Jacques Derrida, con Richard Rorty y, especialmente, con Gilles Deleuze. Su conciencia del lugar que ocupa en la filosofía contemporánea se pondrá de manifiesto hacia el final de esta entrevista cuando, precisamente hablando de Deleuze, diga con una sonrisa plena de satisfacción: "Él fue el gran filósofo de la vida; yo soy el gran filósofo del concepto".

Badiou es un típico filósofo moderno. En sus textos todo está perfectamente ordenado, desde los cimientos hasta los pisos más elevados; todo se apoya en un fundamento sólido y cada paso responde a una rigurosa argumentación. Poco le importó que, durante las últimas décadas del siglo XX, cuando floreció el discurso posmoderno, lo tildaran de "anticuado". Él insistió hablando de temas como el ser, la verdad (la verdad universal, en la que no hay ningún lugar para el relativismo), el sujeto, la revolución, la razón. En pleno imperio del pensamiento light él continuó escribiendo tratados de seiscientas páginas. Cuando el nihilismo parecía ser el destino inevitable de la filosofía, él permaneció firme sosteniendo las banderas de Platón. Por eso ahora que el posmodernismo parece no haber sido más que una moda pasajera, no puede evitar sentirse como un triunfador.
Minutos antes de recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) -distinción que unos días más tarde le otorgaría también la Universidad Nacional de Córdoba-, el filósofo francés repasó con adn cultura sus principales conceptos, analizó la situación política en Europa y América Latina y anticipó sus futuros trabajos.
-Acaban de tener lugar las elecciones en Francia. ¿El triunfo del socialismo puede dar lugar a un cambio significativo en la política francesa o europea?
-Pienso que la elección de François Hollande es más un resultado que una causa. La crisis europea pide una nueva orientación, y esta elección es simbólica de la nueva situación. Pero no espero, para nada, una transformación magnífica. Habrá ajustes en lo financiero, en lo monetario, puede ser que haya un relanzamiento del salario, un poco menos de favores a los grandes grupos económicos y los bancos. En realidad, creo que si se produce algún cambio en la política europea, no será principalmente a causa de la elección francesa. Será, en todo caso, porque la política que se llevó a cabo hasta ahora en Europa es una política peligrosa e ineficaz, como todo el mundo puede verlo. Incluso los alemanes están modificando su punto de vista. La idea de que hay que volver a lanzar el crecimiento es una idea que progresa en toda Europa. De todos modos, en lo personal estoy muy contento de que Nicolas Sarkozy se haya ido. Pero es una apreciación más psicológica que política. Ahora bien, que en segunda vuelta haya ganado la izquierda no debe hacernos pensar que en Francia hay una mayoría de izquierda. No la hay. Probablemente, si el candidato de derecha hubiera sido otro, habría ganado. Lo que decidió la elección fue gente como yo, que detesta a Sarkozy.
-En su obra hay dos pilares fundamentales: El ser y el acontecimiento (1988) y Lógicas de los mundos (2006). ¿Cómo podríamos sintetizar el trayecto que lleva de un libro a otro?
-En El ser y el acontecimiento me planteo la cuestión de saber cuál podría ser la diferencia ontológica, esencial, entre la verdad y las opiniones. Una vieja pregunta platónica. Lo que me interesa es la posibilidad de mostrar que no es necesario tener dos formas de ser diferentes, como dos mundos platónicos: el mundo de abajo, sensible, y el elevado, de las ideas. Se puede decir que el ser de una verdad, como el ser de cualquier cosa, tiene la forma de un múltiple.
-De ahí su tesis de que la disciplina que se ocupa del "ser en tanto que ser" no es, como creíamos desde Aristóteles, la filosofía, sino la matemática.
-Efectivamente. Quería mostrar que puede hacerse una doctrina de la verdad, una doctrina de valor universal, sin introducir un dualismo ontológico: ni sensible/inteligible, ni alma/cuerpo. Ésa era mi gran cuestión. En Lógicas de los mundos la cuestión es diferente. Lo que allí me interesa son las condiciones según las cuales una verdad aparece. Es, de alguna manera, una cuestión sobre la historia de las verdades, su devenir, más que un problema sobre el ser de la verdad. Son categorías diferentes. Podemos decir que en El ser y el acontecimiento , yo me preocupo por lo que es una verdad, mientras que en Lógicas de los mundos me preocupo por cómo aparece.
-Esto nos conduce a su concepción de la verdad. Usted sostiene que la verdad tiene dos caras: por un lado se trata de algo singular pero, al mismo tiempo, es algo universal. ¿Cómo pueden compatibilizarse estas dos características?
-Quizá pueda verse con claridad si tomamos como ejemplo un poema. Un poema puede conmover a la humanidad entera, aunque sea algo escrito en una sola lengua. El efecto es universal, pero su existencia, su materia, es particular. También podemos encontrar algo así en la política. Podemos verlo, por ejemplo, en la Revolución Francesa. Ciertamente tiene un valor universal: su lema "Libertad, Igualdad, Fraternidad" o la postulación de los Derechos del Hombre son, hasta el día de hoy, una referencia en todo el mundo. Pero, al mismo tiempo, se trata de una revolución totalmente particular, ligada a un momento de Francia de fines del siglo XVIII; los discursos de los revolucionarios están escritos en lengua francesa; además, los revolucionarios se refieren a la historia romana y griega... Es decir, el material histórico y cultural es totalmente particular. Y esto es lo que me interesa: ver de qué manera un valor universal puede aparecer en la historia aunque el material histórico sea singular.
-Usted sostiene que la verdad surge en las huellas de un acontecimiento. En los ejemplos que usted propone, ¿cómo puede reconocerse que un auténtico acontecimiento ha tenido lugar? Porque, en definitiva, de ello depende la universalidad de la verdad del poema o de la revolución política.
-Un acontecimiento se reconoce en sus consecuencias. Cuando surge el acontecimiento hay una suerte de sorpresa; el sentimiento de que allí hay algo único. Si uno toma los testimonios de la Revolución Francesa, incluso los de los grandes filósofos, como Kant o Hegel, ve que están conmocionados por la Revolución Francesa. Pero todavía no están seguros de que se trate de algo universal, ni de que esto vaya a tener una influencia capital en el resto del mundo. En cambio hoy, si se toma a cualquier persona, nadie va a dudar de esto. ¿Qué pasó durante ese lapso de tiempo? Se universalizaron las consecuencias. Se puede decir que hoy hay una verdad de la Revolución Francesa, reconocida por todo el mundo, y que esa verdad tuvo su punto de origen en el acontecimiento. Fue construida a partir del acontecimiento, pero todavía hoy perdura. Aún hoy es un problema definir en qué consiste la universalidad de la Revolución Francesa. Es una verdad infinita. Podemos tomar otros ejemplos del ámbito de la ciencia o del arte.
Ya desde el El ser y el acontecimiento Badiou sostiene que hay cuatro instancias en las que la verdad se manifiesta: la política, la ciencia, el arte y el amor.
-De estas cuatro instancias la más dramática para un individuo es la del amor. Porque en los otros casos, el surgimiento de la verdad puede evaluarse desde una perspectiva histórica. Un político, un científico o un artista pueden morir sin saber que han producido un acontecimiento en sus disciplinas. Serán las consecuencias desplegadas en la historia las que esclarecerán esa situación. Pero en el caso del amor, el problema atañe a un individuo finito. Puede resultar desesperante no tener certezas acerca de si lo que se está viviendo es o no es un amor verdadero.
-Si la verdad es infinita, es justamente porque no hay jamás una certeza absoluta del acontecimiento. Y el amor es el mejor ejemplo. Cuando yo digo que el amor es una verdad infinita, no estoy queriendo decir que dura un tiempo infinito. Ya de por sí por el simple hecho de que todos vamos a morir. Pero la vida humana es una suerte de infinitud; lo que se puede desear juntos, lo que se puede inventar juntos, lo que se puede hacer juntos, es una infinidad. Entonces, si el amor se sigue inventando, si se continúa siendo fiel a él, a sí mismo y al otro, entonces habrá una verdad. Una importante verdad acerca de lo que es la diferencia entre dos personas. Porque el amor es eso: la construcción aceptada de la diferencia de dos personas. Pero cuando uno de ellos no acepta las diferencias, inevitablemente se va a ir solo. Porque no hay que olvidar que en la actualidad hay una imagen errónea del amor, teñida por la idea de una especie de "mercancía de la existencia". No se promueve la idea de una aceptación de la diferencia. Se piensa al otro como una mercancía a la que, después de utilizarla, simplemente se la tira, se la arroja a la basura. Esto no es amor. Esto es, en todo caso, algo ligado al goce o al placer.
-En El ser y el acontecimiento usted insistía en la importancia de la fidelidad del sujeto al acontecimiento, para que éste pudiera producirse como tal; en Lógicas de los mundos la noción de sujeto aparece desplazada, en cierto modo, por la de cuerpo. ¿Esto es así?
-En El ser y el acontecimiento lo que me interesa es el ser del sujeto; se trata de una teoría abstracta del sujeto. Allí vemos cómo todo procedimiento de verdad construye un sujeto: habrá entonces un sujeto del amor, un sujeto político, etc. Pero allí no me detengo en las particularidades de ese sujeto. Si en la Lógicas de los mundos hablo de cuerpo es para afirmar que el sujeto está construido en un mundo; que él también es una parte singular del mundo. Hablo de cuerpo porque el mundo está hecho de cuerpos. No se trata, necesariamente, de un cuerpo biológico. Por ejemplo, en el caso de la Revolución Soviética de 1917 está claro que el cuerpo es el partido. El cuerpo está siempre ligado a circunstancias particulares.
-Es un cuerpo con órganos, a diferencia del "cuerpo sin órganos" del que hablaba Deleuze...
-Sí. Porque el "cuerpo sin órganos" de Deleuze está ligado a una teoría de la vida. Es la potencia de la vida inorgánica; la potencia creadora de la vida. Esa potencia no tiene órganos; es la potencia de la vida pura. Mientras que, en mi visión, se trata de un cuerpo particular y complejo. Entonces, tiene órganos y posibilidades de acción particulares y no existe antes de él una suerte de potencia pura, que naturalmente, es lo que para Deleuze es la potencia de la vida.
-En la política contemporánea, ¿cuál sería el cuerpo del sujeto político?
-Yo creo que estamos en una profunda crisis política. El cuerpo político siempre tomó dos o tres formas: por un lado, el poder del Estado, al que yo llamaría estructura; por otro, las organizaciones políticas, tomadas en un sentido muy vasto; y, finalmente, las acciones colectivas de masas. Una política siempre implica una relación muy complicada entre los tres. Hay políticas como la monarquía absoluta, que llevan todo el poder al Estado; políticas anarquistas, que llevan todo a la acción colectiva; políticas revolucionarias, de tipo leninista, que llevan todo a la organización. A fin de cuentas, creo que el balance del siglo XX muestra que ninguna de estas orientaciones puede liberarnos: ni el gobierno totalitario, ni el partido poderoso, ni tampoco la espontaneidad pura. Hay experiencias interesantes, pero estamos en la crisis de todo esto. La consecuencia es que tenemos una experiencia del cuerpo político pero sólo a nivel local. Tenemos algunos Estados menos malos que otros. También hay organizaciones políticas con proyectos interesantes. Y también hemos visto, por ejemplo, en la "primavera árabe", movimientos populares interesantes. Pero no hay una síntesis de todo eso. Lo que se puede decir es que si el siglo XXI produjera un nuevo cuerpo político, sería una síntesis de los tres, pero sin mezclarlos: un Estado controlado por la política, juzgado por el pueblo; una organización que no se confunda con el Estado, que no esté fascinada por el Estado y el poder, más inclinada hacia el pueblo que hacia el poder; y una capacidad de acción colectiva que mantenga el equilibrio en todo esto. Eso sería un cuerpo nuevo.
-¿Considera que hay, en este aspecto, diferencias entre las situaciones que atraviesan América Latina y Europa?
-Creo que la situación es ahora mejor en América Latina. Porque ustedes tienen una relación entre política y Estado más valiente, con más movimiento. No quiero decir con esto que sea una experiencia totalmente formidable. Pero indudablemente es más dinámica que en Europa. Tanto Evo Morales como Lula o Kirchner son fenómenos interesantes, aun con sus limitaciones. La América Latina de hoy es muy diferente de la de hace treinta años. En cambio la Europa de hoy está estancada, inmóvil.
-Cuando, en 1999, usted presentó El ser y el acontecimiento en la Argentina, tuve la oportunidad de entrevistarlo para La Nacion . Recuerdo que en aquel momento usted estaba indignado por la oleada de discursos sobre "el fin": "fin de siglo", "fin de milenio", "fin de la historia" y, especialmente, "fin de la filosofía". ¿Cómo ve la filosofía ahora que hemos transitado más de una década del siglo XXI?
-Si usted me lo permite, me gustaría declararme victorioso. Porque la tesis del fin de la filosofía, según la cual la filosofía no era más que metafísica y que la metafísica había muerto ha caído prácticamente en el olvido. Esta tesis tenía dos orígenes. Por un lado, provenía de cierta filosofía alemana, heredera de Heidegger, o de cierta interpretación de Nietzsche. Y, por otro, de una tesis positivista, del lado de la filosofía analítica, del mundo anglosajón. Es decir, se daba una curiosa convergencia entre Heidegger y Wittgenstein, para hablar de los más grandes. Creo que ahora la situación se desplazó. La filosofía parece hoy muy viva. Les interesa a muchos jóvenes que son muy curiosos a la vez que muy ignorantes. Y esto habla de una suerte de recomienzo. Un poco confuso, pero igualmente vital. Y creo que hay una razón profunda para esto y es que el mundo está profundamente desorientado. Y la juventud tiene necesidad de una orientación. Un joven tiene hoy tres posibilidades: puede ser cínico y entrar en la lógica del sistema; también puede ser nihilista, y sostener que el mundo es malo pero que no hay posibilidades de cambiarlo, por lo cual lo mejor es entregarse al goce. Pero esas dos posibilidades poco a poco fueron cediendo terreno a una tercera, la de encontrar una orientación verdadera y significativa que no sea una simple integración al mundo tal cual es ni tampoco el abandono nihilista. No está del todo claro. Pero veo que son muchos los jóvenes que se interesan por esta tercera opción. Esto también tiene otro efecto importante. En los países en los que no hay una fuerte tradición filosófica, esta crisis está conduciendo a la religión, como búsqueda de una fuente de sentido. Esto es muy fuerte en los países árabes, pero también en Rusia.
-En el Segundo manifiesto por la filosofía , de 2009, usted no parecía tan optimista. Porque allí planteaba que se había superado el discurso del fin de la filosofía, pero que había surgido un nuevo peligro: su banalización. ¿Considera que este peligro ha sido dejado atrás?
-Sí, creo que es así. Yo me refería en ese entonces particularmente a un fenómeno que se daba en Francia, aquello de los "nuevos filósofos" (N. de la R.: nombre con el que se conoció en Francia al grupo compuesto por André Glucksmann, Bernard-Henri Lévy y Alain Finkielkraut, caracterizado por su permanente participación mediática y por su insistente crítica al pensamiento de izquierda). Pero fue algo totalmente efímero, que terminó agotándose. La gente se dio cuenta de que eso no era filosofía, sino ideología. En la filosofía tiene que haber argumentación, propuestas verdaderas, y allí no las había. Creo que luego de esa decepción se ha abierto paso a la creación de una nueva perspectiva.
-¿Con Lógicas de los mundos debemos dar por concluida la serie de tratados inaugurada con El ser y el acontecimiento , o podemos esperar un tercer volumen?
-Bueno, yo espero llegar a escribir el tercer tomo. Estoy trabajando en ello. Ya tengo el título: La inmanencia de la verdad.
-¿Cuáles son los problemas que afrontará allí?
-Quizás uno de los más importantes sea el de la forma de la filosofía. Creo que el problema más difícil hoy en la filosofía es el de la construcción conceptual, el de la lengua de la filosofía. Es un problema que ha sido abordado por muchos filósofos, como Jacques Derrida o Jean-Paul Sartre. Sartre escribió novelas y obras de teatro, Lucrecio escribió un gran poema, Spinoza escribió teoremas... Pero ¿cuál es la lengua de la filosofía? Hoy no hay un estilo dominante, como hubo en otras épocas. En particular, no es clara la frontera entre el tratado de filosofía, el ensayo filosófico, la intervención política, el comentario artístico, la relación con la ciencia, es muy móvil y muy difícil. Creo que en esta reinvención de la filosofía de la que le hablaba anteriormente la cuestión de saber cuál es la forma apropiada de la filosofía va a reaparecer de una manera nueva y exigente. Esto está relacionado con otro problema, que es el de la relación entre lo oral y lo escrito. Porque los filósofos son habladores, necesitan medir lo que dicen con el público; son como pequeños actores, en esta forma moderna del actor que es el profesor. Y entre esa oralidad y el texto escrito siempre hubo una relación complicada. Estéticamente estamos en el mundo de la performance . La verdadera cuestión es saber cuál es la performance de la filosofía. Y en relación con esto, como todo el mundo, estoy buscando en todas direcciones.
-En su extensa trayectoria, usted ha tenido contacto con personalidades que han marcado la producción intelectual del siglo XX. Me gustaría, para cerrar esta entrevista, repasar algunos de esos nombres, y que usted pudiera decir, sintéticamente, que significaron en su propia producción. Louis Althusser.
-Mi contacto con Althusser me permitió ver que cierta versión del marxismo era compatible con la filosofía racional desarrollada. Althusser era sobre todo un maestro de filosofía. Me mostró que entre la filosofía y la política podía haber una compatibilidad profunda.
-Jean-Paul Sartre.
-Con Sartre aprendí la importancia del compromiso y de la libertad. Que en toda elección hay una decisión que compromete la vida entera.
-Jacques Lacan.
-Junto con Althusser me enseñó la importancia de las estructuras y del modo en que éstas condicionan a un sujeto. Hay condicionamiento, pero no fatalidad. Siempre hay lugar para la libertad, y el psicoanálisis tiene un papel muy importante en la liberación de un individuo.
-Jacques Derrida.
-Un adversario que en los últimos años de su vida se convirtió en un aliado, cuando tuvimos que enfrentarnos a los mismos enemigos.
-Jean-Luc Nancy.
-Lo que me gusta de él es que es una especie de heideggeriano honorable. Proviene de Heidegger, pero trata de no ser tan nihilista. Yo presiento en él una orientación religiosa no explícita, pero muy fuerte.
-Jacques Rancière.
-Sobre todo, un amigo. No sólo por cuestiones filosóficas.
-Me reservé un nombre para el final: Gilles Deleuze. Usted ha escrito un libro sobre él,Deleuze. El clamor del ser , en el que detalla su relación ambivalente con Deleuze. Por un lado, una gran proximidad en los temas que trabajan, como el acontecimiento, el sentido; también afinidad en los autores que frecuentan, como Spinoza. Incluso, cercanía en otras áreas de interés, como la matemática o el cine. Sin embargo, todos estos posibles puntos de encuentro no hicieron más que agigantar la distancia que los separaba. Aunque pueda considerarse que esa tensión fue inmensamente productiva.
-Deleuze ha sido, indudablemente, mi adversario preferido.
-Lo dice con un tono de nostalgia. ¿Lo extraña?
-Sí, absolutamente... Porque en filosofía es importante tener un adversario. Rousseau fue el adversario preferido de Voltaire; Descartes fue el adversario preferido de Pascal... Las parejas filosóficas son muy importantes. De alguna manera fuimos como dos pretendientes amorosos rivales. Pretendientes de lo mismo. Incluso aunque no estábamos de acuerdo prácticamente sobre nada. Pero coincidíamos en un punto muy importante: que la filosofía existe. Nunca volví a tener un adversario filosófico como él. Mis adversarios actuales lo son más por cuestiones ideológicas que filosóficas, como Bernard-Henri Lévy y Alain Finkielkraut. Deleuze fue un gran filósofo. Fue el gran filósofo de la vida... así como yo soy el gran filósofo del concepto.

LIBROS PARA CONOCER A BADIOU

La obra de Alain Badiou se sostiene en dos columnas fundamentales: El ser y el acontecimiento(edición en español de Manantial, 1999) y Lógicas de los mundos (Manantial, 2008). Dos textos voluminosos, arduos, en los que todo está acabadamente fundamentado. Y no sólo verbalmente, sino, además, matemáticamente.
Consciente de la dificultad que esos textos podían ocasionarle a un lector no especializado en filosofía y matemática, Badiou publicó, casi al mismo tiempo que aquellos, dos pequeños volúmenes titulados Manifiesto por la filosofía (Nueva Visión, 1990) y Segundo manifiesto por la filosofía (Manantial, 2009). Estos dos textos constituyen una inmejorable puerta de acceso a su pensamiento.
Otra posibilidad es ingresar a través de sus conferencias o artículos breves. Por ejemplo, aquellos reunidos en Reflexiones sobre nuestro tiempo (Del Cifrado, 2000) o en Circunstancias (Libros del Zorzal, 2004).
Finalmente, otro recurso muy valioso para acceder a la filosofía de Badiou es la revistaAcontecimiento que, con la dirección de Raúl Cerdeiras, desde hace más de veinte años se dedica a publicar textos del filósofo francés y de otros autores próximos a su pensamiento.
Quienes prefieran ingresar de un modo indirecto, apelando a la mediación de otro autor, podrán recurrir a la Introducción al pensamiento de Alain Badiou , de Angelina Uzín Olleros (Imago Mundi, 2008).

UNA NUEVA LECTURA DE PLATON

Alain Badiou suele autodefinirse como un filósofo platónico. Esto no significa que sea un mero intérprete de la filosofía de Platón, ni, mucho menos, que se limite a adherir a sus doctrinas. Toma su noción de verdad, pero la modifica; toma su concepción de las ideas, pero la adapta a su propio sistema. Con ese espíritu el filósofo francés se abocó, durante seis años, a la ardua tarea de hacer una "nueva versión" de La República de Platón, cuya traducción al español está próxima a aparecer.
"Platón ha sido siempre una gran compañía para mí -explica Badiou-. Me ha transmitido un profundo amor por la verdad. Incluso, hace algunos años, cuando parecía imponerse una postura nihilista en relación con la filosofía, me divertía diciendo que yo era un filósofo platónico. Eso era algo realmente provocador. En cuanto a mi interés particular por La República , se debe a que considero que ése es su texto más completo, en el que se plantean todas las preguntas acerca de las condiciones de la filosofía: la política, la matemática, el amor; se habla del teatro, de la poesía. Es el mundo de Platón completo. Además, probablemente sea el libro más leído en toda la historia de la filosofía.
"El trabajo que yo he hecho en esta nueva versión se podría comparar con otras dos experiencias. La primera tiene lugar en el teatro, cuando se hace una puesta completamente nueva de una obra antigua. Por ejemplo, Peter Sellers poniendo en escena una pieza de Eurípides. Se puede decir que lo que hice con La República fue una puesta en escena textual del libro de Platón. La otra comparación que se me presenta tiene que ver con el cine, con las remakes cinematográficas. Las dos versiones de King Kong : son lo mismo y son diferentes; pertenecen a dos épocas diferentes. En mi caso, se trata de La República de Platón adaptada al mundo de hoy. De alguna manera, el texto está allí. Pero, de otra, se trata de algo completamente distinto. Es la vieja dialéctica de ?lo mismo y lo otro'. Hay una nueva organización del texto, tiene una nueva estructura, organizada por problemas. Hay un vestuario moderno, referencias modernas; Sócrates habla de Freud, como si fueran contemporáneos; hay personajes femeninos, etcétera. También hay algunos desplazamientos conceptuales, pero lo esencial del texto no se pierde. El teatro dialéctico' de Platón queda a salvo, más allá de mi intento por tender un puente entre aquel texto antiguo y nuestro presente."

"Hoy nuestra única certeza es la incertidumbre" - Entrevista a Zygmunt Bauman


El hombre líquido

Doctor honoris causa por 15 universidades, sigue ejerciendo de profesor (Universidad de Leeds), y se nota: es de esos entrevistados que, con su pipa en ristre y amablemente, apenas te dejan meter baza en la conversación. Su pensamiento y su obra han sido analizados en una docena de libros. Hijo de una familia judía humilde, ex marxista polaco huido del estalinismo, se refugió en la universidad británica y se convirtió en un superventas filosófico. Tirando del hilo de su concepto de modernidad líquida, que define los rasgos característicos de nuestra época, ha escrito sobre la vida líquida, el amor líquido, los miedos líquidos. Participó en Converses a la Pedrera.

Cuál es su descubrimiento más reciente?
Con un pie en la tumba intento hacer balance, y mi constatación es que acabaré donde empecé.

¿Buscando una sociedad perfecta?
Sí, hospitalaria para los seres humanos.

¿Qué ha aprendido en el trayecto?
He vivido bajo diferentes regímenes, ideologías, modas..., y lo que me resulta más sorprendente es que hay dos valores sin los cuales la vida humana sería impensable: la seguridad y la libertad.

Reconciliarlos es imposible, dice usted.
Cuanta más libertad tengamos menos seguridad, y cuanta más seguridad menos libertad. En la sociedad, la conquista de libertades nos lleva a una gran cantidad de riesgos e incertidumbres, y a desear la seguridad.

Y entonces nos sentimos ahogados.
Sí, conseguimos que no nos atraquen por la calle, que si caemos enfermos nos atiendan, pero nos volvemos dependientes, subordinados, y eso nos hace sufrir. Así que volvemos a evolucionar a una mayor libertad.

¿En qué punto estamos hoy?
Estamos asustados por la fragilidad y la vacilación de nuestra situación social, vivimos en la incertidumbre y en la desconfianza en nuestros políticos e instituciones. Estudiar una carrera ya no se corresponde con adquirir unas habilidades que serán apreciadas por la sociedad, no es un esfuerzo que se traduzca en frutos. Toda esta precariedad se expresa en problemas de identidad, como quién soy yo, qué pasará con mi futuro.

Y así llegamos a sus fluidos: sociedad líquida, amor líquido, miedo líquido...
Sí, la modernidad líquida, en la que todo es inestable: el trabajo, el amor, la política, la amistad; los vínculos humanos provisionales, y el único largo plazo es uno mismo.

Todo lo demás es corto plazo.
No se da el tiempo para que ninguna idea o pacto solidifique. Este enfoque ya forma parte de la filosofía de vida: hagamos lo que hagamos es de momento, por ahora.

Nada dura para siempre, ni siquiera el futuro.
Hoy nadie construye catedrales góticas, vivimos más bien en tiendas y moteles.

¿Y por qué lo considera un problema?
Objetos y personas son bienes de consumo, y como tales pierden su utilidad una vez usados. La vida líquida conlleva una autocrítica y autocensura constantes; se alimenta de la insatisfacción del yo consigo mismo.

Nos hemos quedado sin utopías.
La felicidad ha pasado de aspiración para todo el genero humano a deseo individual. Se trata de una búsqueda impulsada por la insatisfacción en la que el exceso de los bienes de consumo nunca será suficiente.

Y llegamos al consumidor consumido.
Hemos trasplantado unos patrones de comportamiento creados para servir a las relaciones entre cliente y producto, a otros órdenes del mundo. Tratamos al mundo como si fuera un contenedor lleno de juguetes con los que jugar a voluntad. Cuando nos aburrimos de ellos, los tiramos y sustituimos por algo nuevo, y así ocurre con los juguetes inanimados y con los animados.

Es decir, otros seres humanos.
Sí, hoy una pareja dura lo que dura la gratificación. Es lo mismo que cuando uno se compra un teléfono móvil: no juras fidelidad a ese producto, si llega una versión mejor al mercado, con más trastos, tiras lo viejo y te compras lo nuevo.

¿Qué efectos tiene en el ser humano?
Una actitud racional para con un objeto es una actitud muy cruel para con otros seres humanos. El consumismo es una catástrofe que afecta a la calidad de nuestras vidas y de nuestra convivencia. Creemos que para todos los problemas siempre hay una solución esperando en la tienda, que todos los problemas se pueden resolver comprando, y esto induce a error, nos debilita.

¿Por qué nos debilita?
Porque nos priva de nuestras habilidades sociales, en las que ya no creemos.

¿Cómo construirse a uno mismo, hallar la felicidad en este mundo líquido?
Hay dos factores que cooperan para modelar el camino de la vida humana, uno es el destino, algo que no podemos cambiar, pero el otro elemento es el carácter.

Ese sí lo podemos moldear.
El destino dibuja el conjunto de opciones que tienes disponible, siempre hay más de una opción. Luego el carácter es el que te hace escoger entre esas opciones. Así que hay un elemento de determinación y otro de libertad.

¿Hay que resistirse para ser libre?
Viviendo en una sociedad de consumidores, resistirse a ser un consumidor es una opción posible pero muy difícil. Por lo tanto, la probabilidad de que la mayoría de las personas decida resistirse al consumismo es una probabilidad muy lejana, aunque todas las mayorías empezaron siendo minorías.

¿Alguna solución individual?
Uno no sólo puede, sino que debe vivir su propia vida y el modelo de vida que le encaje, consciente de las consecuencias y costes que acarrea. Y el problema de mejorar la sociedad, y esta es la respuesta a todas las preguntas futuras que me pueda hacer usted.

¿...?
Se resume en hacer que la sociedad sea más benevolente, menos hostil, más hospitalaria a las opciones más humanas. Una buena sociedad sería la que hace que las decisiones correctas sean las más fáciles de tomar.